NEGOCIOS

The Rockefeller  

Vida y fortuna de la familia mas representativa de la vida americana

 

    John Davidson Rockefeller nació en Nueva York en 1839 en el seno de una familia muy religiosa, su vida desde la infancia se caracterizo por la rigurosidad personal, producto de esta educación. Es sabido que desde muy joven llevaba las cuentas de cada gasto que hacia a diario, en un libro al que el llamaría precisamente El Libro, como si un asunto de pequeñas finanzas se tratase de algo bíblico. Desde los 18 años fue miembro del patronato de la iglesia a la que pertenecía.

   Cuando creció ingreso al negocio del petróleo. En esos días el codiciado «oro negro» se sacaba de pozos y se refinaba, pero aún no era utilizado para fabricar gasolina para los motores. El mundo se movía a caballo y buey, a vapor y a vela. Eran tiempos donde todavía se empleaban combustibles como el kerosén, el aceite de ballena, lucrativos negocios.

   Eran mediados del siglo XIX y Estados Unidos de América, era un país gigante que empezaba a despertar, y a moverse en tren. Miles y miles de rieles de acero se tendían sobre el territorio americano para darle capacidad al caballo de acero, una de las obras de ingeniería mas grandes que conoce la historia humana y que cada día iba conectando las nuevas ciudades con las grandes metropolis.

   Y por supuesto que este crecimiento inusitado en una tierra tan inconmensurablemente rica y un mercado económico interno tan grande, traía como resultado la aparición de nuevas fortunas de impacto mundial, que harían muchas veces palidecer a la nobleza europea, y otras veces, inclusive salvarlas.

   La visión de Rockefeller fue la de dedicarse a las refinerías y no a la extracción, y así empezó una carrera por acaparar el mercado, empecinado en que en todos los Estados Unidos no hubiese una sola refinería que no fuese de su propiedad, parte de la Standard Oil Co.

   Para ello no escatimo ningún tipo de presión contra sus competidores. En tanto, este hombre aparentemente bárbaro en cuestión de negocios para sus victimas, y con una cara de santo de palo, inexpresivo, austero como el solo, se casó en 1860 con Laura Spillomas, y su primer hijo el posteriormente también famoso John D. Rockefeller jr. nació en Cleveland  el año de 1874.

   Los hijos de los Rockefeller fueron sometidos desde la infancia al rigor de la austeridad y la educación de altos valores decretada por su padre. Su casa en Nueva York, no se hallaba en uno de los mas elegantes barrios de la ciudad, y no departían ni seguían el estilo de vida de las familias de abolengo estadounidense como los Astor y los Vanderville, quienes por su riqueza trataban de emular y superar a la nobleza europea. Los Rockefeller se impusieron en fortuna a todos esos grandes millonarios surgidos en América y el mundo.

   Sin embargo y a pesar del mito que entonces surgía, y que alimentaban sus enemigos, y esto ayudado por la personalidad singularmente seca de Rockefeller, como un hombre avaro, codicioso al extremo, un pulpo acaparador, un capitalista totalitario, hay acciones en su vida que hacen pensar que esta era una visión pública y propagandística parcial y extremista.

   Se sabe que cierta ves, cuando caminaba por la calle 54, vio que se vendía a una esclava negra de solo 13 años, en aquellas épocas en que aún se practicaba la esclavitud, tanto le desagrado este espectáculo de denigración callejera y los gritos de la niña, que enseguida pago el precio que el comerciante pedía por ella, y luego de comprarla, en el momento la libero.

   Rockefeller sentía apego por las causas de las personas mas agredidas por la sociedad ¿y quienes podían ser estas personas mas que las mujeres, niñas y jóvenes de raza negra? El pensaba que la mejor manera de ayudarlas era con la educación, así por ejemplo, en 1880 fundó una universidad para mujeres negras en Atlanta, Georgia, uno de los lugares de Estados Unidos y del mundo donde el problema del racismo era más terrible, y donó un total de 45 millones de dólares a la universidad de Chicago.

   Es cierto que Rockefeller era un hombre inexorable en los negocios y que jamás desperdiciaba nada, ni un centavo en su vida personal, pero esto tenía su explicación en su formación religiosa tan rígida. La precisión y la exactitud eran sus normas, e inclusive era paradójicamente, algo asceta, a pesar que su vida era incrementar su fortuna.

   En aquellos momentos, por causa de un inventor, la enorme fortuna de los Rockefeller se vería en peligro de desaparecer. Este señor era Tomas Alva Edison, un afamado genio de la ciencia innovadora y práctica, otro milagro de los Estados Unidos, inventor de muchas cosas, entre ellas de la bombilla de luz eléctrica, que revolucionaria la iluminación domestica, echando al tacho a todos los combustibles sucios, imprácticos, humeantes y olorosos que entonces se usaban.

   La hora parecía señalada para el temido Rockefeller, sin embargo, en esos momentos se produjo el fenómeno de la llegada y la proliferación del automóvil y de otros medios de transporte y de máquinas industriales que usaron el motor a explosión que funcionaba con gasolina y aceite, El supuesto revés entonces no solo superado, sino que al tener en sus manos las refinerías del país, la fortuna de Rockefeller se incremento a niveles estratosféricos.

   Llegado el momento, J. D. Rockefeller fue el primer billonario, es decir que fue el primer hombre que logró una fortuna de mil millones de dólares, que además, día a día iba en aumento. Sin embargo tanta prosperidad inusual no podría pasar desapercibida. La Standard Oil Co. fue acusada y atacada considerársele un monopolio del petróleo que la constitución estadounidense prohibía entonces como ahora.

   El viejo John D. Rockefeller, que era visto por el pueblo estadounidense como un malévolo avaro, se vio acorralado por enemigos económicos, políticos e ideológicos. La Standard Oil Co. fue obligada a dividirse en varias compañías, así nacieron las empresas Esso, Exon, Sohiol, Amocol, Cheyron, Conoco, Mobilgas. En total fueron 34 las compañías que Rockefeller se vio obligado a fundar para evadir las acusaciones de monopolio.

   Sin embargo, Rockefeller se las ingenio para manejar entre bambalinas todas estas empresas, pero el daño a su imagen era algo distinto. Según las encuestas, la mayoría del pueblo estadounidense lo veía como a un ogro malvado, un viejillo codicioso, como al viejo Ebenazer del libro “Una historia de navidad” de Dickens. Esta imagen era promovida por sus diversos adversarios, sobre todo por Ida A. Telber. Esta señora considerada como la Némesis del todopoderoso Rockefeller, se convirtió en su mas famosa y clásica rival. La batalla para cambiar su imagen estaba dada. Rockefeller no sabía como revertirlo, pero estaba dispuesto a lograrlo.

   Es por ello que el viejo zorro contrata los servicios de Ivy Lee, el mayor experto de propaganda de aquellos tiempos. La contratación de este profesional marca otro récord en la vida de Rockefeller ya que con esta contratación se da el inicio  una práctica que de manera estudiada y haciendo uso de la ciencia, signaría el uso de los medios de comunicación para influenciar sobre la gente de modo que esta modifique su visión sobre las compañías y personas poderosas, es decir, el uso de las Relaciones Públicas.

   Lo que Ivy Lee hizo, fue promover por los medios de comunicación de entonces, (diarios, el cine, la radio) las donaciones, actos benéficos, ayuda social, promovido por Rockefeller y su familia. Ivy Lee hizo que el mismo J. D. R. se mostrase sonriente, cosa que el público americano jamás vio. Su imagen medieval, con la cara de palo, era ahora la de un tipo afable que acariciaba a los niños, saludaba a las jóvenes madres con ternura, y les entregaba una moneda, llamadas después «los centavos de Rockefeller».

    La imagen de buen abuelito empezó a cambiar según las encuestas de la época, logrando la consagración profesional de Yve Lee, además de que «los centavos de Rockefeller» se convirtieran en verdaderas piezas de colección, llegando a significar buenos ingresos para sus poseedores.

   Esta fue una lección que los Rockefeller jamas olvidaron, la imagen pública es mas valiosa que el oro, John D. Rockefeller jr. quien creció con austeridad, jamás fue acusado de ser tacaño. En 1905, luego de que el año anterior sufriese un colapso nervioso, dio 42 millones de dólares para que se paguen los sueldos de los profesores. Fue reconocido toda su vida como un gran filántropo. Compraron y cedieron a los Estados Unidos: Yosemite, Yellowstone y otros inmensos parques nacionales. Cedieron a la ciudad de Nueva York, donde vivían; el Radio City Music May, el Museo de arte Moderno de N. Y., el Rockefeller Center y el terreno para la construcción del edificio de las Naciones Unidas, entre otras muchas donaciones.

   Y en tanto el joven Rockefeller era el símbolo del desprendimiento, las nuevas generaciones de esa familia no dejaban de formarse en la austeridad y la disciplina mas espartana, como lo atestiguan los peruanos que conocieron a algunos de sus mas jóvenes miembros. Ellos trabajaban como simples obreros en una de las minas que la familia tenía en las mas remotas serranías del Perú ganando el sueldo mínimo y durmiendo en las habitaciones iguales a las del resto de trabajadores. Según decían eran enviados por su poderosa familia, para que sepan lo que es la vida, empezando a trabajar en los confines del mundo, no como gerentes, sino desde abajo.

   John D. Rockefeller padre, falleció a la avanzada edad de 97 años, el 23 de mayo de 1,937, como el hombre mas rico del mundo, con su imagen limpia y cambiada, gracias a él, a su hijo y a su nieto, quien se convirtió en vice presidente de los Estados Unidos de América.

    John D. Rockefeller hijo falleció en 1960, a la edad de 86 años, dejando tras de si una estela de caridad y fraternidad para con sus compatriotas y con el mundo y congraciando a este con el ideal capitalista en la era de la guerra fría.

    Aunque hoy los Rockefeller no son la familia mas rica del mundo, ni esta disputando los primeros lugares, su fortuna aún es considerable, pues alcanza la cifra de 5.5 billones de dólares, sin duda mucho, pero también poco, comparado a quien es el Rockefeller sonriente de hoy, el nuevo prodigio de la sociedad anglosajona protestante americana: Bill Gates.